viernes, febrero 29, 2008

Par de ignorantes y desesperados contra el Sendero


Este blog se solidariza con el Sendero del Peje a raíz de los embates (estúpidos por decir lo menos) de dos individuos pertenecientes a la corriente del PRD llamada "Nueva Izquierda" (sic) que demandan que ese blog ciudadano sea bloqueado. Lo cual solo demuestra dos cosas: primero, su ignorancia supina tanto de las leyes como de la forma de operar de la Internet; y segundo, mucho más grave, su desesperación por censurar y descalificar todo lo que sea críticas hacia ellos y su corriente colaboracionista pseudoizquierdista.

Es una vergüenza que en el partido progresista más fuerte del país existan personas que estén a favor de la censura de corte fascista, que se llenan la boca de acusaciones, a todas luces falsas, pero lo que realmente está detrás de sus acciones es el pánico que le tienen a un medio de comunicación libre, que no pueden comprar, que no está atado a intereses comerciales, políticos, religiosos ni de otra índole que no sea la informar para transformar al país. Temor puro.

Sin embargo estos sucesos nos demuestran que los medios alternativos están funcionando, que somos una voz que pesa ya en la opinión pública, como se ha venido demostrando una y otra vez durante los últimos meses con las reiteradas menciones (la mayor parte para atacar) en diversos medios convencionales. El Sendero ha sido una gran fuente de información fresca y un gran referente de la situación política del país. Y ahora estamos presenciando las reacciones a este éxito.

Y que sigan intentando bloquear o desaparecer un blog u otro porque se toparán con pared hasta que les sangre la frente. Aún en el muy remoto caso de que lograran bloquear al Sendero, aparecerían más y más blogs. La tecnología actual permite muchas cosas que las estrechas mentes de estos censores de pacotilla no alcanzan a comprender.

Vivimos una época muy interesante ya que es la primera vez que los ciudadanos de a pie tenemos la oportunidad de que nuestra voz sea escuchada de manera global, todo esto gracias a la naturaleza democrática de la Red. Es una de las contadas ocasiones en que una tecnología ha servido para liberar a la sociedad del yugo que constituyen los medios de comunicación cerrados, vendidos, unilaterales y controladores.

Tenemos que aprovechar esta oportunidad para que la información sea libre, ya que Internet es lo que nos podría salvar de un escenario como el narrado en la novela de George Orwell 1984. Y no queremos vivir eso.

Desobediencia Civil: Henry David Thoreau

En estos dias he escuchado que algunas personas comienzan a hablar de Desobediencia Civil, pero al parecer tienen un concepto equivocado del término. Subo de nuevo todos los escritos que están en este blog sobre el tema y sobre los conceptos de Resistencia Civil Pacífica, para que se lean de nuevo y no se cometan errores al querer poner en práctica estas herramientas que tenemos para protestar en contra del gobierno usurpador. Tenemos que recordar que la Resistencia es Civil y es Pacífica, PACÍFICA y que la Desobediencia Civil tiene sus reglas y que nosotros la concebimos también como pacífica.


Desobediencia Civil

por Henry David Thoreau
Traducido por Hernando Jiménez



Creo de todo corazón en el lema “El mejor gobierno es el que tiene que gobernar menos”, y me gustaría verlo hacerse efectivo más rápida y sistemáticamente. Bien llevado, finalmente resulta en algo en lo que también creo: “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto”. Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tengan. En el mejor de los casos, el gobierno no es más que una conveniencia, pero en su mayoría los gobiernos son inconvenientes y todos han resultado serlo en algún momento. Las objeciones que se han hecho a la existencia de un ejército permanente, que son varias y de peso, y que merecen mantenerse, pueden también por fin esgrimirse en contra del gobierno. El ejército permanente es sólo el brazo del gobierno establecido. El gobierno en sí, que es únicamente el modo escogido por el pueblo para ejecutar su voluntad, está igualmente sujeto al abuso y la corrupción antes de que el pueblo pueda actuar a través suyo. Somos testigos de la actual guerra con Méjico, obra de unos pocos individuos comparativamente, que utilizan como herramienta al gobierno actual; en principio, el pueblo no habría aprobado esta medida. El gobierno de los Estados Unidos ¿qué es sino una tradición, bien reciente por cierto, que lucha por proyectarse intacta hacia la posteridad, pero perdiendo a cada instante algo de su integridad? No tiene la vitalidad y fuerza de un solo hombre: porque un solo hombre puede doblegarlo a su antojo. Es una especie de fusil de madera para el mismo pueblo, pero no es por ello menos necesario para ese pueblo, que igualmente requiere de algún aparato complicado que satisfaga su propia idea de gobierno. Los gobiernos demuestran, entonces, cuán exitoso es imponérsele a los hombres y aún, hacerse ellos mismos sus propias imposiciones para su beneficio. Es excelente, tenemos que aceptarlo. Sin embargo, este gobierno nunca adelantó una empresa, excepto por la algarabía con la que sacó el cuerpo. No mantiene al país libre. No deja al Oeste establecido. No educa. El carácter inherente al pueblo americano es el responsable de todo lo que se ha logrado, y hubiera hecho mucho más si el gobierno no le hubiera puesto zancadilla, como ha ocurrido tantas veces. Porque el gobierno es una estratagema por la cual los hombres intentan dejarse en paz los unos a los otros y llega al máximo de conveniencia cuando los gobernados son dejados en paz.

Si el mercado y el comercio no estuvieran hechos de caucho, jamás lograrían salvar los obstáculos que los legisladores les atraviesan en forma sistemática. Y si uno fuera a juzgar a esos señores sólo por el efecto de sus acciones, y no en parte por sus intenciones, merecerían ser castigados como a los malhechores que atraviesan troncos sobre los rieles del ferrocarril.

Pero, para hablar en forma práctica y como ciudadano, a diferencia de aquellos que se llaman “antigobiernistas”, yo pido, no como “antigobiernista” sino como ciudadano, y de inmediato, un mejor gobierno. Permítasele a cada individuo dar a conocer el tipo de gobierno que lo impulsaría a respetarlo y eso ya sería un paso ganado para obtener ese respeto. Después de todo, la razón práctica por la cual, una vez que el poder está en manos del pueblo, se le permite a una mayoría, y por un período largo de tiempo, regir, no es porque esa mayoría esté tal vez en lo correcto, ni porque le parezca justo a la minoría, sino porque físicamente son los más fuertes. Pero un gobierno en el que la mayoría rige en todos los casos no se puede basar en la justicia, aún en cuanto ésta es entendida por los hombres. ¿No puede haber un gobierno en el que las mayorías no decidan de manera virtual lo correcto y lo incorrecto – sino a conciencia?, ¿en el que las mayorías decidan sólo los problemas para los cuales la regulación de la conveniencia sea aplicable? ¿Tiene el ciudadano en algún momento, o en últimas, que entregarle su conciencia al legislador? ¿Para qué entonces la conciencia individual? Creo que antes que súbditos tenemos que ser hombres. No es deseable cultivar respeto por la ley más de por lo que es correcto. La única obligación a la que tengo derecho de asumir es a la de hacer siempre lo que creo correcto. Se dice muchas veces, y es cierto, que una corporación no tiene conciencia; pero una corporación de personas conscientes es una corporación con conciencia. La ley nunca hizo al hombre un ápice más justo, y a causa del respeto por ella, aún el hombre bien dispuesto se convierte a diario en el agente de la injusticia. Resultado corriente y natural de un indebido respeto por la ley es el ver filas de soldados, coronel, capitán, sargento, polvoreros, etc., marchando en formación admirable sobre colinas y cañadas rumbo a la guerra, contra su voluntad, alás!, contra su sentido común y sus conciencias, lo que hace la marcha más ardua y produce un pálpito en el corazón. No les cabe duda de que la tarea por cumplir es infame; todos están inclinados hacia la paz. Pero, qué son? Son hombres acaso? O pequeños fuertes y polvorines al servicio de algún inescrupuloso que detenta el poder? Visiten un patio de la Armada y observen un marino, el hombre que el gobierno americano puede hacer, o mejor en lo que lo puede convertir con sus artes nigrománticas – una mera sombra y reminiscencia de humanidad, un desarraigado puesto de lado y firmes, y, se diría, enterrado ya bajo las armas con acompañamiento fúnebre...aunque puede ser que

“No se oyó ni un tambor, ni la salva de adiós escuchamos, cuando el cuerpo del héroe y su honor en la tumba en silencio enterramos”.


La masa de hombres sirve pues al Estado, no como hombres sino como máquinas, con sus cuerpos. Son el ejército erguido, la milicia, los carceleros, los alguaciles, posse comitatus, etc. En la mayoría de los casos no hay ningún ejercicio libre en su juicio o en su sentido moral; ellos mismos se ponen a voluntad al nivel de la madera, la tierra, las piedras; y los hombres de madera pueden tal vez ser diseñados para que sirvan bien a un propósito. Tales hombres no merecen más respeto que el hombre de paja o un bulto de tierra. Valen lo mismo que los caballos y los perros. Aunque aún en esta condición, por lo general son estimados como buenos ciudadanos. Otros – como la mayoría de los legisladores, los políticos, abogados, clérigos y oficinistas – sirven al Estado con la cabeza, y como rara vez hacen distinciones morales, están dispuestos, sin proponérselo, a ponerle una vela a Dios y otra al Diablo. Unos pocos, como héroes, patriotas, mártires, reformadores en el gran sentido, y hombres – sirven al Estado a conciencia, y en general le oponen resistencia. Casi siempre son tratados como enemigos. El hombre sabio será útil sólo como hombre, y no aceptará ser “arcilla” o “abrir un hueco para escapar del viento”, sino que dejará ese oficio a sus cenizas.

“Soy nacido muy alto para ser convertido en propiedad, para ser segundo en el control o útil servidor e instrumento de ningún Estado soberano del mundo”.


El que se entrega por completo a sus congéneres les parece a ellos inútil y egoísta; pero aquel que se les entrega parcialmente es considerado benefactor y filántropo.
¿Cómo le conviene a una persona comportarse frente al gobierno americano de hoy? Le respondo que no puede, sin caer en desgracia, ser asociado con éste. Yo no puedo, ni por un instante, reconocer una organización política que como gobierno mío es también gobierno de los esclavos. Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución; es decir, el derecho a negarse a la obediencia y poner resistencia al gobierno cuando éste es tirano o su ineficiencia es mayor e insoportable. Pero muchos dicen que ese no es el caso ahora.

Pero era el caso, creo, en la Revolución de 1775. Si alguien viene a decirme que aquel era un mal gobierno porque gravaba ciertas mercancías extranjeras que llegaban a sus puertos, seguramente no haría yo mucho caso del asunto, puesto que me basto sin ellas. Toda máquina produce una fricción, y ésta probablemente no es suficiente para contrarrestar el mal. En todo caso, es un gran mal hacer gran bulla al respecto. Pero cuando la fricción se apodera de la máquina y la opresión y el robo se organizan, les digo, no mantengamos tal máquina por más tiempo. En otras palabras, cuando una sexta parte de la población de una nación que ha tomado como propio ser el refugio de la libertad está esclavizada, y todo un país está injustamente subyugado y conquistado por un ejército extranjero y sujeto a la ley militar, no creo que sea demasiado pronto para que los honestos se rebelen y hagan revolución. Lo que hace más urgente esta obligación es que el país así dominado no es el nuestro y lo único que nos queda es el ejército invasor.
Paley, conocida autoridad con muchos otros en asuntos morales, en su capítulo sobre “Obligación a la obediencia al Gobierno Civil”, resuelve toda obligación moral a la conveniencia y continúa diciendo que “en cuanto el interés de toda la sociedad lo requiera, es decir, en cuanto al gobierno establecido no se pueda oponer resistencia o cambiar sin inconveniencia pública, es la voluntad de Dios...que el gobierno establecido sea obedecido...y no más. Al admitir este principio, la justicia de cada caso específico de resistencia se reduce al computo de la cantidad de peligro y afrenta, por un lado, y a la probabilidad y costo de remediarlo, por el otro”. De esto, dice, cada persona juzgará por sí misma. Pero parece que Paley nunca contempló aquellos casos en los que la ley de conveniencia no es aplicable, en los que un pueblo, tanto como un individuo, debe ejercer justicia, cueste lo que cueste. Si injustamente le he arrebatado una tabla a un hombre que se está ahogando, debo devolvérsela aunque yo me ahogue. Esto, según Paley, no sería conveniente. Pero aquel que salve su vida en tal forma, la perderá. Este pueblo tiene que dejar de tener esclavos y de hacerle la guerra a Méjico, aunque le cueste su propia existencia como pueblo.

En sus prácticas, las naciones están de acuerdo con Paley, pero cree alguien que Massachusetts está haciendo lo correcto en la crisis actual?

“Una puta por Estado, recamado de plata, que le lleven la cola, pero que deja la huella de su alma en la mugre”.


En la práctica, quienes se oponen a una reforma en Massachusetts no son cien políticos del Sur, sino cien mil comerciantes y granjeros del Norte, quienes están más interesados en el comercio y la agricultura que en la humanidad, y no están preparados para hacer justicia a los esclavos y a Méjico, cueste lo que cueste. Yo no lucho con adversarios lejanos, sino en contra de quienes, aquí mismo en casa, cooperan y licitan por los que están lejos, y sin los cuales estos últimos serían inofensivos. Estamos acostumbrados a decir que las masas no están preparadas; pero las mejoras son lentas, porque los pocos no son ni materialmente más sabios ni mejores que los muchos. No es tan importante que muchos sean tan buenos como usted, como que haya alguna bondad absoluta en alguna parte, porque ella será la levadura para todo el conjunto. Hay miles de personas que se oponen a la esclavitud y la guerra, pero sin embargo no hacen nada para terminarlas; hay quienes, considerándose hijos de Washington y Franklin, se sientan con las manos en los bolsillos, y dicen que no saben qué hacer, y no hacen nada; hay quienes, anteponen el asunto del libre comercio al de la libertad y leen muy calmados las cotizaciones junto con los últimos informes sobre Méjico, después de la cena, y hasta se quedan dormidos sobre ellos. ¿Cuál es la cotización para un hombre honesto y patriota hoy? Ellos se lo preguntan, tienen remordimientos y hasta redactan un memorial, pero no hacen nada con convicción y efecto. Esperan, muy bien dispuestos, a que otros le pongan remedio al mal, para que ya no les remuerda. Cuando mucho, depositan un voto barato, con un débil patrocinio y deseo de feliz viaje a lo correcto, en cuanto a ellos respecta. Hay novecientos noventa y nueve patronos de la virtud por un hombre virtuoso. Pero es más fácil negociar con el dueño real de alguna cosa que con su guardián temporal.

Toda votación es un tipo de juego como las damas o el backgammon, con un ligero tinte moral, un jueguito entre lo correcto y lo incorrecto con preguntas morales, acompañado, naturalmente, de apuestas. El carácter de los votantes no entra en juego. Deposito mi voto, por si acaso, pues lo creo correcto, pero no estoy comprometido en forma vital con que esa corrección prevalezca. Se lo dejo a la mayoría. La obligación de mi voto, por lo tanto, nunca excede la conveniencia. Aún votar por lo correcto no es hacer nada por ello. Es simplemente expresar bien débilmente ante los demás un deseo de que eso (lo correcto) prevalezca. El hombre sabio no deja el bien a la merced del chance, ni desea que prevalezca por el poder de la mayoría. Hay poca virtud en la acción de las masas. Cuando la mayoría finalmente vote por la abolición de la esclavitud, será porque ya es indiferente a ella, o por que queda poca esclavitud para ser abolida con su voto. Entonces ellos mismos serán los únicos esclavos. Sólo acelera con su voto la abolición de la esclavitud quien afirma por medio de él su propia libertad.

Me entero de una convención a reunirse en Baltimore, o en alguna otra parte, para escoger un candidato a la Presidencia, convención formada principalmente por editores y políticos de profesión; pero me pregunto, ¿qué representa para una persona independiente, inteligente y respetable la decisión que allí se tome? ¿No tenemos, sin embargo, la ventaja de la sabiduría y la honestidad? ¿No contamos con algunos votos independientes? ¿No hay muchas personas en este país que no asisten a convenciones? Pero no: encuentro que el llamado hombre respetable ha sido arrastrado de su posición, y se desespera de su país, cuando su país tiene más razones para desesperarse de él. En el acto, adopta a uno de los candidatos seleccionados, como el único disponible, probando que él mismo está disponible para cualquier propósito del demagogo. Su voto no tiene más valor que el de cualquier extranjero sin principios o nacional a sueldo, que haya sido comprado. ¡Loa al hombre que es hombre!, o, como dice un vecino “es hueso difícil de roer”. Nuestras estadísticas están erradas: la población es presentada exageradamente grande. ¿Cuántos habitantes hay por milla cuadrada en este país? Escasamente uno. Es que los Estados Unidos no ofrecen aliciente para que las gentes se establezcan aquí? El norteamericano ha degenerado en el Tipo Simpático – conocido por el desarrollo de su órgano de sociabilidad, por la falta manifiesta de intelecto y por una seguridad desenfadada, cuya primera y más importante preocupación al llegar a este mundo, es ver que los hospicios estén en buenas condiciones, y antes de que haya estrenado su atuendo viril, empieza a recolectar fondos para sostener a las viudas y huérfanos que puedan aparecer, y quien, en últimas, se aventura a vivir solo de la ayuda de la Mutual de Seguros, que le ha prometido enterrarlo decentemente.

De hecho, no es obligación de un individuo dedicarse a la erradicación del mal, aún del más enorme; bien puede tener otras inquietudes que lo ocupen. Pero es su obligación al menos lavarse las manos de ese mal, y si no le dedica mayor pensamiento, tampoco debe darle su apoyo en la práctica. Si yo me dedico a otras empresas y contemplaciones, debo ante todo ver que no las emprenda montado sobre los hombros de otro. Debo desmontarme primero para que él pueda adelantar sus contemplaciones también. Vean qué gran inconsistencia se tolera. Les he oído decir a algunos de mis paisanos: “Me gustaría que me ordenaran ir a ayudar a extinguir una insurrección de esclavos o a marchar a Méjico, ya vería si voy”. Y, sin embargo, cada uno de ellos ha contribuido, directamente con su obediencia, e indirectamente con su dinero, suministrando un sustituto. El soldado que rehusa servir en una guerra injusta es aplaudido por aquellos que no rehusan sostener al gobierno injusto que hace la guerra; es aplaudido por aquellos cuyos actos y autoridad ese gobierno no tiene en cuenta ni valora en nada. Como si el Estado estuviera tan arrepentido que contratara a uno para que lo azotara mientras peca, pero no para dejar de pecar. Así, bajo el rótulo del Orden y Gobierno Civil se nos hace a todos rendir homenaje y sostener nuestra propia maldad. Después del primer sonrojo de pecado se pasa a la indiferencia y de lo inmoral se llega a lo amoral, lo que resulta necesario para esa vida que nos hemos forjado. El error más amplio y permanente necesita de la más desinteresada virtud para sostenerse. Los nobles son quienes más comúnmente incurren en el ligero reproche que se le hace a la virtud del patriotismo. Aquellos, quienes a la vez que desaprueban el carácter y las medidas de un gobierno, le entregan su respaldo, son sin duda sus más conscientes soportes y con frecuencia el obstáculo más serio a la reforma.

Algunos le están pidiendo al Estado disolver la Unión para desconocer las solicitudes del Presidente. Por qué no la disuelven ellos mismos – la unión entre ellos y el Estado – y se niegan a pagar su cuota al Tesoro? No están ellos en la misma relación con el Estado que éste con la Unión? Y no son las mismas razones que han impedido al Estado oponerse a la Unión las que les impiden a ellos oponerse al Estado? ¿Cómo puede una persona estar satisfecha con sólo mantener una opinión y al mismo tiempo disfrutarlo? ¿Hay alguna satisfacción en ello, si su opinión es la de que está siendo agraviado? Si a usted lo engañan así sea en un solo dólar, usted no queda satisfecho con saber que lo engañaron, con decirlo, ni aún con pedir que se le restituya lo que le pertenece; sino que usted se empeña de manera efectiva en recuperar la suma completa y en ver que no se le vuelva a engañar jamás. La acción por principio, la percepción y el desarrollo de lo correcto, cambian las cosas y las relaciones; es algo esencialmente revolucionario y no concuerda con nada de lo que fue. No solo dividió Estados e Iglesias, divide a las familias; ay!, divide al individuo, separando en él lo diabólico de lo divino.

Existen leyes injustas: ¿debemos estar contentos de cumplirlas, trabajar para enmendarlas, y obedecerlas hasta cuando lo hayamos logrado, o debemos incumplirlas desde el principio? Las personas, bajo un gobierno como el actual, creen por lo general que deben esperar hasta haber convencido a la mayoría para cambiarlas. Creen que si oponen resistencia, el remedio sería peor que la enfermedad. Pero es culpa del gobierno que el remedio sea peor que la enfermedad. Es él quien lo hace peor. ¿ Por qué no está más apto para prever y hacer una reforma? ¿ Por qué no valora a su minoría sabia? ¿Por qué grita y se resiste antes de ser herido? ¿Por qué no estimula a sus ciudadanos a que analicen sus faltas y lo hagan mejor de lo que él lo haría con ellos? ¿Por qué siempre crucifica a Cristo, excomulga a Copérnico y a Lutero y declara rebeldes a Washington y a Franklin? Uno pensaría que una negación deliberada y práctica de su autoridad fue la única ofensa jamás contemplada por su gobierno, o si no, por qué no ha asignado un castigo definitivo, proporcionado y apropiado? Si un hombre que no tiene propiedad se niega sólo una vez a rentar nueve chelines al Estado, es puesto en prisión por un término ilimitado por ley que yo conozca, y confinado a la discreción de aquellos que lo pusieron allí; pero si le roba noventa veces nueve chelines al Estado, es pronto puesto de nuevo en libertad.

(2)

Si la injusticia es parte de la fricción necesaria de la máquina del gobierno, vaya y venga, tal vez la fricción se suavice – ciertamente la máquina se desgasta. Si la injusticia tiene un resorte, una polea, un cable, una manivela exclusivamente para sí, quizá usted pueda considerar si el remedio no es peor que la enfermedad; pero si es de tal naturaleza que le exige a usted ser el agente de injusticia para otro, entonces yo le digo, incumpla la ley. Deje que su vida sea la contra fricción que pare la máquina. Lo que tengo que hacer es ver, de cualquier forma, que yo no me presto al mal que condeno. En cuanto a adoptar las maneras que el Estado ha entregado para remediar el mal, yo no sé nada de tales maneras. Toman mucho tiempo, y la vida se habrá acabado para entonces. Tengo otras cosas que hacer. Yo vine a este mundo no propiamente a convertirlo en un buen sitio para vivir, sino a vivir en él, ya sea bueno o malo. Una persona no tiene que hacerlo todo, sino algo; y puesto que no puede hacerlo todo, no es necesario que ande haciendo peticiones al gobernador o al legislador más de lo que ellos me las tienen que hacer a mí. ¿Y si ellos no oyen mi petición, qué tengo que hacer? En este caso el Estado no tiene respuesta: su propia Constitución es el mal. Esto puede parecer fuerte, terco y no conciliatorio, pero es tratar con la mayor amabilidad y consideración al único espíritu que puede agradecerlo o merecerlo. Así que todo es cambio para mejorar, como el nacimiento y la muerte, que convulsionan el cuerpo. No dudo en afirmar que aquellos que se llaman abolicionistas debería retirar inmediatamente su apoyo personal y económico al gobierno de Massachusetts, y no esperar a constituir una mayoría de uno que les otorgue el derecho de prevalecer. Creo que es suficiente con tener a Dios de su lado, sin esperar a ese otro uno. Más aún, cualquier hombre más correcto que sus vecinos constituye de por sí una mayoría de uno.

Yo me entrevisto con el gobierno americano, o su representante, el gobierno del Estado, directamente, cara a cara, una vez al año – nada más – en la persona de su recaudador de impuestos; esta es la única forma en la que una persona de mi posición puede encontrarse con ese Estado. Y entonces él dice bien claro: Reconózcame; y la manera más sencilla, la más efectiva, en el actual curso de los hechos, la manera indispensable de tratar con él en su cara, de expresarle uno su poca satisfacción y poco amor por él es negarlo. Mi vecino civil, el recaudador, es el hombre de carne y hueso con quien tengo que tratar – porque, después de todo, es con hombres y no con papeles con quienes yo peleo, y él ha escogido voluntariamente ser un agente del gobierno. ¿Cómo hará para saber bien lo que él es y lo que tiene que hacer como funcionario del gobierno, o como hombre, cuando se vea obligado a considerar si a mí – su vecino - a quien respeta como buen vecino - me trata como tal, o como a un loco que altera la paz, e igualmente resolver cómo puede sobreponerse a esa obstrucción a la buena voluntad, sin que lo asalten pensamientos más rudos y contundentes, o sin adoptar un vocabulario acorde con su acción? Yo sí lo sé muy bien: si mil, o cien o diez hombres – a quienes puedo nombrar – si sólo diez hombres honestos – alás! si un hombre HONESTO, en este Estado de Massachusetts, dejara de tener esclavos, realmente se retirara de esa cosociedad y fuera encerrado por ello en la cárcel del Condado, eso sería la abolición de la esclavitud en América. Porque lo que importa no es qué tan pequeño pueda ser el comienzo: lo que se hace una vez bien, se hace para siempre. Pero preferimos hablar de ello: a lo que digamos, reducimos nuestra misión. La reforma cuenta con muchos informes periodísticos a su servicio, pero ni con un solo hombre.
Si mi estimado vecino, el embajador del Estado, que dedicará sus días a tratar el asunto de los derechos humanos en la Cámara del Consejo, en vez de ser amenazado con las prisiones de Carolina, fuera a sentarse como prisionero de Massachusetts, ese Estado que está tan ansioso por endilgarle el pecado de la esclavitud a su hermana, aunque hasta el momento solo se ha basado en un acto de inhospitalidad para pelear con ella, no desestimaría considerar el tema en la legislatura del próximo invierno.
Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo está en la cárcel. El lugar apropiado hoy, el único sitio que Massachusetts ha provisto para sus espíritus más libres y menos desalentados está en sus prisiones: está en ser encerrados y excluidos del Estado por acción de éste, así como ellos mismos se han puesto fuera de él, movidos por sus propios principios. Es allí donde los deben encontrar el esclavo fugitivo, el prisionero mejicano puesto en libertad bajo palabra y el indio que vino a interceder por las faltas imputadas a su raza. Es allí, en ese suelo separado, pero más libre y honorable, donde el Estado coloca a los que no están con él, sino en su contra, donde el hombre libre puede habitar con honor. Si alguien piensa que su influjo se pierde allí, y que su voz ya no llega al oído del Estado, que él mismo no es visto como el enemigo dentro de sus muros, no sabe qué tanto la verdad es más fuerte que el error, ni qué tanto puede elocuente y efectivamente combatir la injusticia quien la ha experimentado en su propia persona. Deposite su voto completo, no sólo una tira de papel, sino todo su influjo. Una minoría es impotente, ni siquiera es una minoría, mientras se amolde a las mayorías; pero se vuelve insostenible cuando obstaculiza con todo su peso. Si la alternativa es mantener a todos los justos presos o renunciar a la esclavitud y la guerra, el Estado no dudará en escoger. Si mil ciudadanos no pagaran sus impuestos este año, esa no sería una medida violenta y sangrienta, como sí lo sería pagarlos, habilitando al Estado para que ejerza violencia y derrame sangre inocente. Esta es, de hecho, la definición de una revolución pacífica, si es que tal revolución es posible. Si el recaudador, o cualquier otro funcionario – como ya ha sucedido - me pregunta: “y entonces qué hago? ”, mi respuesta es: “si usted de verdad quiere hacer algo, renuncie al puesto”. Cuando el súbdito se ha negado a someterse y el funcionario renuncia a su cargo, la revolución se ha logrado. ¿Y no hay también derramamiento de sangre cuando se hiere la conciencia? Por esta sangre brotan la hombría y la inmortalidad de un ser humano y esa sangre fluye hacia una muerte eterna. Veo esa sangre fluyendo ahora.

Hasta ahora, he considerado el encarcelamiento del transgresor más que la confiscación de sus bienes – aunque ambos sirven el mismo propósito – porque aquellos que se sostienen en la corrección más pura, y en consecuencia son más peligrosos para el Estado corrupto, generalmente no han dedicado mucho tiempo a acumular propiedades. A ellos, el Estado comparativamente les presta poco servicio, y un pequeño impuesto es costumbre que parezca exorbitante, particularmente si se les obliga a pagarlo con trabajo de sus propias manos. Si hubiese alguien que viviera completamente sin el uso del dinero, el Estado mismo dudaría en exigírselo. Pero el rico – sin hacer comparaciones odiosas – está siempre vendido a la institución que lo hace rico. En estricto sentido, a más dinero menos virtud, porque el dinero se interpone entre la persona y sus objetivos y los obtiene para él; ciertamente, no fue gran virtud obtenerlo. El dinero pone de lado muchas preguntas que de otra manera la persona se vería obligada a responder, mientras que la nueva pregunta es difícil pero superflua: cómo gastarlo! Así, le han quitado a la persona su piso moral. Las oportunidades de vivir se disminuyen en proporción al aumento de los llamados “medios de subsistencia”. Lo mejor que una persona puede hacer por su cultura cuando es rica, es realizar los esquemas que se propuso cuando era pobre. Cristo respondía a los súbditos de Heródes según su condición. “Mostradme vuestro dinero del tributo”, les decía, y uno sacó un centavo del bolsillo, “si usáis dinero acuñado con la imagen del César, y que él ha hecho corriente y valioso, es decir, sois un hombre del Estado y disfrutáis a gusto de las ventajas del gobierno del César, entonces retribuid con algo de lo que le pertenece cuando él os lo pide. Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, y no los dejaba más sabios en cuanto cuál era para cuál, porque ellos no querían saber.

Cuando yo converso con el más libre de mis vecinos, me doy cuenta de que cualquier cosa que mi interlocutor diga sobre la magnitud y seriedad de un asunto, lo mismo que su preocupación por la tranquilidad pública, me la presenta sujeta a la protección del Gobierno vigente y más bien se espanta de las consecuencias que la desobediencia les pueda acarrear a su propiedad y a sus familias. Por mi parte, no quiero ni pensar que alguna vez dependa de la protección del Estado. Pero si yo niego la autoridad del Estado cuando éste me presenta la cuenta de los impuestos, pronto se llevarán y gastarán mis propiedades y me acosarán a mí y a mis hijos indefinidamente. Esto es doloroso. Esto hace imposible a la persona vivir honestamente y al tiempo con comodidad en lo que a exterioridades respecta. No vale la pena acumular propiedades que de seguro se volverán a ir. Hay que alquilar o invadir cualquier predio, cultivar una pequeña cosecha y comérsela pronto. Hay que vivir dentro de sí mismo y depender de uno mismo, siempre arremangado y listo a arrancar, sin tener muchos asuntos pendientes. Un hombre puede volverse rico en Turquía, si es en todo aspecto un buen súbdito del gobierno turco. Confucio dijo: “Si un Estado es gobernado por los principios de la razón, la pobreza y la miseria son objeto de vergüenza; si el Estado no es gobernado por los principios de la razón, la riqueza y los honores son objeto de vergüenza”. No: hasta cuando se me extienda la protección de Massachusetts hasta un puerto en el Sur, donde mi libertad esté en peligro, o hasta cuando me dedique a aumentar mi patrimonio aquí con industriosidad pacífica, me puedo dar el lujo de rehusar la sumisión a Massachusetts, y a su derecho sobre mi propiedad y mi vida. En todo caso, me sale más barato sufrir el castigo por desobediencia al Estado que obedecer. Me sentiría que yo mismo valdría menos.

Hace unos años, el Estado me llamó a favor de la Iglesia y me conminó a pagar una suma para el mantenimiento de un clérigo, cuyos sermones mi padre escuchaba, pero yo no. “Pague”, se me dijo, “o será encerrado en la cárcel”. Yo me negué a pagar. Desagraciadamente, otra persona consideró apropiado hacerlo por mí. Yo no entendía por qué el maestro de escuela tenía que pagar impuesto para sostener al cura, y no el cura para sostener al maestro, así yo no fuera maestro del Estado, sino que me sostenía por suscripción propia. Yo no veía por qué el Liceo no podía presentar su cuenta de impuestos y hacer que el Estado respaldara su petición lo mismo que la de la Iglesia. Sin embargo, a petición de los Concejales, fui condescendiente como para hacer la siguiente declaración por escrito: “Sírvanse enterarse de que yo, Henry Thoreau, no deseo ser considerado miembro de ninguna sociedad a la cual yo mismo no me haya unido”. El Estado, habiéndose enterado de que yo no quería ser considerado miembro de esa iglesia, nunca me ha vuelto a hacer tal exigencia, aunque decía que tenía que acogerse a su presunción en ese momento. Si hubiese sabido los nombres, me habría retirado de todas las sociedades a las que nunca me inscribí, pero no supe dónde encontrar la lista completa.

Hace seis años que no pago el impuesto de empadronamiento. Me apresaron una vez por eso, por una noche. Y mientras meditaba sobre el grosor de los muros de piedra, de dos o tres pies de ancho, de la puerta de madera y hierro de un pie de espesor, y de las rejas de hierro por las que se colaba la luz, no pude evitar aterrarme de la tontería de aquella institución que me trataba como si yo no fuera más sino carne, sangre y huesos que encerrar. Concluí finalmente que ésta era la mayor utilidad que el Estado podía sacar de mí y que nunca pensó en beneficiarse de alguna manera con mis servicios. Pensé que si había un muro de piedra entre mis conciudadanos y yo, había uno mucho más difícil de trepar o atravesar antes de que ellos pudieran llegar a ser tan libres como yo. Nunca me sentí encerrado, y los muros semejaban un gran desperdicio de piedra y argamasa. Sentí que yo era el único de mis conciudadanos que había pagado el impuesto. Ciertamente no sabían cómo tratarme; pero se comportaban como tipos maleducados. En cada amenaza y en cada lisonja se pifiaban, porque creían que lo que yo más quería era estar del otro lado del muro. Yo no podía sino sonreír de ver con qué laboriosidad cerraban la puerta a mis meditaciones, lo que los dejaba de nuevo sin oposición ni obstáculo, y esas meditaciones eran realmente lo único peligroso que allí había. Como no me podían atrapar, resolvieron castigar mi cuerpo, como niños, que si no pueden llegar a la persona a la que tienen tirria, le maltratan el perro. Observé que el Estado era ingenioso sólo a medias, que era tímido. Como una viuda en medio de su platería, y que no diferenciaba sus amigos de sus enemigos, y así perdí lo que me quedaba de respeto por él y le tuve lástima.

El Estado, pues, nunca confronta a conciencia la razón de una persona, intelectual o moralmente, sino sólo su cuerpo, sus sentidos. No está equipado con un ingenio superior o una honestidad superior, sino con fuerza superior. Yo no nací para ser forzado. Respiro a mi manera. Ya veremos quien es el más fuerte. ¿Qué fuerza tiene una multitud? Sólo me pueden forzar los que obedecen una ley más alta que yo. Quieren forzarme a que me vuelva como ellos. No escucho a quienes han sido forzados por las masas a vivir así o asá. ¿Qué vida es ésa? Cuando un gobierno me dice, “la bolsa o la vida”, por qué tengo que correr a darle mi plata? Pueden estar en apuros y no saber qué hacer: lo siento mucho. Ellos verán qué hacen. Que hagan como yo. No vale la pena lloriquear por eso. Yo no soy responsable de que la maquinaria de la sociedad funcione. No soy hijo del ingeniero. Sólo veo que cuando una bellota y una castaña caen juntas, la una no se queda inerte para hacerle campo a la otra, ambas obedecen sus propias leyes y germinan y crecen y florecen lo mejor que pueden, hasta que una, quizás, eclipsa y destruye a la otra. Si una planta no puede vivir de acuerdo a la naturaleza, se muere; lo mismo el hombre.

La noche en la prisión fue novedosa e interesante. Cuando entré, los prisioneros, en mangas de camisa, gozaban de una charla y del aire de la noche. Pero el carcelero dijo: “Vamos muchachos, es hora de encerrarlos”, entonces se dispersaron, y oí el ruido de sus pasos de regreso a la vacuidad de sus compartimentos. El carcelero me presentó a mi compañero como “un tipo de primera y un hombre inteligente”. Cuando cerraron la puerta, me indicó dónde colgar mi sombrero y me contó cómo arreglaba sus asuntos allí. Los cuartos eran blanqueados una vez al mes, y éste, al menos, era el más blanco; el amoblado de forma muy sencilla y seguramente el más pulcro del pueblo. Naturalmente quería saber de dónde venía yo, qué me había traído. Cuando le hube contado, yo también le pregunté por qué estaba allí, bajo la presunción de que era un hombre honesto, y claro que lo era. “Bien”, dijo, “me acusan de quemar un granero, pero nunca lo hice”. Por lo que pude descubrir, él probablemente se había acostado borracho, fumando pipa, y el granero se incendió. Gozaba de la reputación de ser inteligente; había estado allí cerca de tres meses esperando el juicio, y tendría que esperar otro tanto, pero estaba domesticado y contento, puesto que recibía alimentación gratis y se consideraba bien tratado. Él miraba por una ventana y yo por la otra. Observé que si uno se quedaba allí por largo tiempo su actividad central se reducía a mirar por la ventana. Pronto leí todas las huellas que allí quedaban y examiné por donde se habían escapado los antiguos prisioneros, donde habían segueteado una reja y oí la historia de varios inquilinos de aquella celda; descubrí que aún allí había historias y habladurías que nunca circulaban más allá de los muros de la prisión. Seguramente ésta es la única casa del pueblo donde se escriben versos, que luego se imprimen en hojas que no se publican. Pude ver una larga lista de jóvenes que habían intentado escapar, quienes se vengaron cantando sus versos.

(3)

Yo le sonsaqué a mi compañero todo lo que pude, movido por el temor de no volver a verlo; luego me indicó cuál era mi cama y me dejó apagar la vela.

Tendido allí por una noche fue como viajar a un país remoto que nunca había esperado visitar. Me pareció que no había escuchado antes el llamado de las campanas del reloj del pueblo ni el sonido nocturno de la aldea, puesto que dormíamos con las ventanas abiertas, que daban a la parte interna de las rejas. Fue ver mi pueblo natal a la luz del Medioevo y nuestro Concord convertido en un Rin, que pasaba con sus caballos y castillos. Oí las voces de antiguos burgueses por las calles. Fui el espectador y oyente involuntario de todo lo dicho y hecho en la posada vecina: una nueva y extraña experiencia. Fue una visión más cercana de mi pueblo. Me metí dentro. Nunca antes había visto sus instituciones. Ésta es una de sus instituciones características porque éste es un Condado. Empecé a comprender lo que son sus habitantes.

Por la mañana, nos pasaron el desayuno por un hueco de la puerta por donde cabían jarros de lata y una cuchara metálica. Cuando vinieron por los platos, fui tan bisoño como para devolver el pan que había dejado, pero mi camarada lo agarró y dijo que debía reservarlo para el almuerzo o la comida. Pronto lo dejaron salir a segar heno en un campo vecino, a donde iba todos los días sin regresar hasta el medio día; así que me dijo adiós y que dudaba de que me volviera a ver.

Cuando salí de prisión – porque alguien se atravesó y pagó el impuesto – no percibí que hubiera habido grandes cambios en el exterior, como los que encuentra el que entra joven y sale viejo; y sin embargo, un cambio se presentó ante mis ojos – el pueblo, el Estado, el país eran más grandes de lo que el mero tiempo podía afectarlos. Vi más claro el Estado en el que vivía. Vi hasta qué punto se podía tener como buenos amigos y vecinos a las personas entre quienes había vivido. Su amistad era ante todo para los buenos tiempos. Vi que básicamente no se proponían hacer el bien, que eran de otra raza distinta a la mía por sus prejuicios y supersticiones . Como los chinos y los malayos, que en sus sacrificios por la humanidad no se arriesgan ni siquiera en sus propiedades. Vi que, después de todo, no eran tan nobles, sino que trataban al ladrón como éste los había tratado, y confiaban que por cierto cumplimiento externo y algunas oraciones, y por seguir una senda particularmente derecha e inútil salvarían sus almas. Puede que esto sea juzgarlos un tanto duro, pero muchos de ellos ni siquiera son conscientes de que en su pueblo exista una institución como la cárcel.

Una antigua costumbre del pueblo, cuando el deudor pobre salía de la cárcel, era ir a saludarlo, mirándolo por entre los dedos, que representaban los barrotes de la cárcel; “¿Cómo le va?”. Mis vecinos no me dieron ese saludo; sólo me miraban y luego se miraban, como si yo hubiera vuelto de un largo viaje. A mí me tomaron prisionero mientras iba donde el zapatero a recoger un zapato remontado. Cuando me soltaron por la mañana procedí a terminar el mandado y después de ponerme el zapato me uní a un grupo de recogedores de arándano, que se mostraron impacientes por ponerse bajo mi conducción. El caballo pronto fue bien cargado y en media hora estuvimos en medio de un campo de arándanos en lo alto de una colina, a dos millas de distancia, y el Estado ya no se veía por ninguna parte.

Esta es la historia completa de “Mis Prisiones”.

Nunca me he negado a pagar el impuesto de rodamiento, porque quiero ser tan buen vecino como mal súbdito, y en cuanto a subvencionar escuelas, aquí estoy dando mi contribución para educar a mis compatriotas. No es por un punto en especial de la cuenta de impuestos que me niego a pagarla. Simplemente deseo rehusar la sumisión al Estado, retirarme y permanecer retirado de manera efectiva. No me interesa seguirle la pista a mi dólar, si puedo, hasta que ese dólar le compre un rifle a un hombre para que le dispare a otro – el dólar es inocente – pero sí me interesa seguirle la pista a los efectos de mi sumisión.

De hecho, le declaro la guerra al Estado, a mi manera, aunque lo utilice y me aproveche de él en cuanto pueda, como es usual en tales casos.
Si otros, por simpatía con el Estado, pagan el impuesto que a mí me piden, hacen lo mismo que cuando pagaron el suyo, es decir, apoyan la injusticia más de lo que el Estado les exige. Si pagan el impuesto por una solidaridad equivocada con la persona a la que se le ha cobrado, para salvarle sus propiedades o evitarle que termine en la cárcel, es porque no han medido con inteligencia hasta dónde dejan interferir sus sentimientos personales con el bien público.

Esta es mi posición en el momento. Pero uno no puede estar demasiado a la defensiva en este caso, no sea que sus acciones se parcialicen por la obstinación o la demasiada preocupación por la opinión de los demás. Hay que dejar a cada quien hacer sólo lo que le pertenece a él y a su momento.
A vece me digo, bueno, esta gente es bien intencionada, sólo son ignorantes, obrarían mejor si supieran cómo: Por qué poner a los vecinos en la dificultad de tratarlo a uno en una forma en que no están inclinados a hacerlo? Pero recapacito: esa no es razón para que yo actúe como ellos o permita que otros sufran un dolor mayor y diferente. Y luego, vuelvo y me digo, cuando millones de hombres, sin agresividad, sin mala intención, sin sentimientos personales de ningún tipo, piden solo unas monedas, sin la posibilidad, tal es su manera de ser, de retractarse o alterar su exigencia, y sin la posibilidad, por parte de quien recibe la petición, de apelar a otros millones de personas, por qué exponerse a esta fuerza bruta sobrecogedora? No nos oponemos al frío y al hambre, a los vientos y a las olas con tanta obstinación. Nos entregamos sumisos a mil necesidades similares. Usted no pone las manos al fuego. Pero también en la medida en que yo no veo esto como una fuerza bruta total sino como una fuerza humana en parte, y considero que yo tengo que ver con esos millones como lo tengo con millones de hombres, y no como brutos o cosas inanimadas, veo que esa apelación es posible, en primer lugar y de forma instantánea, de ellos a su Creador y, en segundo lugar, de ellos a sí mismos. Pero si deliberadamente pongo las manos al fuego, no hay apelación al fuego, ni al Creador del fuego, y sólo yo tengo que culparme por ello. Si pudiera convencerme de que tengo algún derecho a estar satisfecho con los hombres como son, y tratarlos de acuerdo a eso, y no según mis expectativas y exigencias de lo que ellos y yo debemos ser, entonces, como un musulmán y fatalista, trabajaría por conformarme con las cosas tal y como están, y con decir que eso es la voluntad de Dios. Y, sobre todo, está la diferencia entre oponerse a esto o a una fuerza bruta y natural, y es que yo puedo oponerme a esto con algún efecto, pero no puedo esperar como Orfeo cambiar la naturaleza de las rocas, los árboles o las bestias.

No deseo pelear con ningún hombre o nación. No quiero pararme en pelos, hacer diferencias sutiles, o creerme mejor que los demás. Hasta busco, podría decir, casi una excusa para ajustarme a las leyes de la tierra. Estoy más que listo para amoldarme a ellas. Ciertamente tengo razones para catalogarme de este modo; y cada año, cuando el recaudador llega, estoy dispuesto a revisar las actas y la posición de los gobiernos nacional y federal, y el espíritu de la gente para aceptar el conformismo.

“Tenemos que querer a nuestro país como a nuestros padres. Debemos respetar los efectos y enseñar al alma asuntos de conciencia y religión, y no el deseo de dominio o beneficio”.

Creo que el Estado pronto podrá quitarme esta carga de encima y entonces ya no seré mejor patriota que mis conciudadanos. Vista desde un mirador más bajo, la Constitución, con todas sus faltas, es muy buena; la ley y las Cortes muy respetables; aún este Estado y este gobierno americano son, en muchos aspectos admirables; y hay algunas cosas, que tantos otros han descrito, por las que agradecer; pero analizadas desde una perspectiva superior y aún desde la más alta, ¿quién dice lo que son o que vale la pena considerarlas o siquiera pensarlas?
Con todo, el gobierno no me preocupa mucho, y pienso en él lo menos que puedo. No es mucho el tiempo que vivo bajo el gobierno, aún en este mundo. Si un hombre piensa libremente, sueña, imagina libremente, nunca estará por mucho tiempo de acuerdo con lo que no es como con lo que es, así que no puede ser interrumpido por gobernantes o reformadores obtusos.

Sé que muchas personas no piensan como yo, pero aquellos cuyas vidas, por obra de su profesión, están dedicadas al estudio de materias afines no me satisfacen casi en nada. Estadistas y legisladores, que están siempre de acuerdo dentro de la institución, nunca la ven clara y desnuda. Hablan de la sociedad en movimiento, pero no tienen lugar de descanso sin ella. Pueden ser hombres de cierta experiencia y discernimiento, y sin duda han inventado sistemas ingeniosos y útiles, que les agradecemos, pero todo su ingenio y utilidad reposa en límites estrechos. Olvidan que el mundo no está gobernado por los programas y la ventaja personal. Webster nunca se le enfrenta al gobierno, así que no puede hablar de él con autoridad. Sus palabras son sabiduría para aquellos legisladores que no contemplan reformas esenciales en el gobierno actual; pero para los pensadores y para aquellos que legislan para todo tiempo, Webster no acierta una. Conozco a aquellos cuya serena y sabia especulación sobre este tema pronto les hará ver la estrechez del pensamiento y el pupilaje de Webster.

Con todo, comparado con los ordinarios alcances de muchos reformadores, y la aún más ordinaria sabiduría y elocuencia de los políticos en general, las de Webster son las casi únicas palabras razonables y valiosas, y le agradecemos al Cielo por él. Comparativamente, es siempre fuerte, original y sobre todo, práctico. Sin embargo, su cualidad no es la sabiduría sino la prudencia. La verdad de los abogados no es la Verdad, sino la consistencia o una conveniencia consistente. La Verdad está siempre en armonía consigo misma y no está interesada en revelar la justicia que pueda concordar con el mal obrar. Webster merece ser llamado, como lo ha sido, el Defensor de la Constitución. No se le pueden dar otros golpes distintos a los defensivos. No es un líder sino un seguidor. Sus líderes son los hombres de 1787. “Yo nunca he hecho un esfuerzo”, dice, “y nunca propongo hacer un esfuerzo, nunca he apoyado un esfuerzo y no tengo intención de apoyarlo para interferir el acuerdo inicial por el cual los diversos estados formaron la Unión”, y respecto de la aprobación que la Constitución otorgó a la esclavitud: “Puesto que era parte del paquete inicial...déjenla ahí”. A pesar de su agudeza y capacidad, Webster es incapaz de aislar un hecho de sus meras relaciones políticas, y verlo como se le presenta al intelecto – por ejemplo, qué incumbe a un hombre hacer aquí en América hoy respecto de la esclavitud – sino que se aventura, o es llevado a dar una respuesta desesperada a lo siguiente, pretendiendo hablar de forma absoluta y como individuo particular – de lo cual qué nuevo y singular se puede sacar a favor de la obligación social? “La forma”, dice, “ como los gobiernos de los Estados donde existe la esclavitud la regulen, está a su propia consideración, bajo la responsabilidad de sus constituyentes, según las leyes generales de la propiedad, humanidad y justicia y según Dios. Las asociaciones formadas en otra parte, salidas de sentimientos humanitarios, o por cualquier otra causa, no tienen nada que ver con ello. Nunca han recibido motivación de parte mía, y nunca la tendrán.” (Estos apartes han sido insertados, puesto que la conferencia fue leída. H.D.T.)

Aquellos que no conocen una fuente más pura de verdad, que no han buscado el manantial más arriba, se apoyan, y lo hacen sabiamente, en la Biblia y en la Constitución, y beben de ellas con reverencia y humanidad; pero aquellos que observan de donde esa verdad vierte gota a gota a este lago o a aquel estanque se amarran los calzones y siguen su peregrinaje hacia el nacedero.

No ha aparecido en América el genio legislador. Son raros en la historia del mundo. Hay oradores, políticos, y hombres elocuentes por miles; pero aún no ha abierto la boca el que tiene que formular las preguntas más molestas. Nos gusta la elocuencia en sí misma y no por la verdad que contenga o por cualquier acto heroico que inspire. Nuestros legisladores no han aprendido todavía el valor comparativo del libre cambio y la libertad, la unión y la rectitud hacia la nación. No tienen genio ni talento para hacerse preguntas humildes sobre impuestos y finanzas, comercio, manufactura y agricultura. Si se nos dejara sólo a la ingeniosa oratoria de nuestros legisladores del Congreso para guiarnos, sin la corrección de la experiencia niveladora y las quejas efectivas del pueblo, América no podría mantener su rango entre las naciones. Mil ochocientos años, aunque quizás yo no tenga derecho a decirlo, lleva escrito el Nuevo Testamento; y sin embargo, dónde está el legislador que tiene la sabiduría y el talento práctico para valerse de la luz que aquel irradia sobre la ciencia de la legislación.

La autoridad del gobierno – porque yo gustosamente obedeceré a aquellos que pueden actuar mejor que yo, y en muchas cosas hasta a aquellos que ni saben ni pueden actuar tan bien – es una autoridad impura: porque para ser estrictamente justa tiene que ser aprobada por el gobernado. No puede tener derecho absoluto sobre mi persona y propiedad sino en cuanto yo se lo conceda. El paso de la monarquía absoluta a una limitada, de la monarquía limitada a la democracia, es el progreso hacia el verdadero respeto al individuo. Hasta el filósofo chino fue lo suficientemente sabio para ver en el individuo la base del imperio. ¿Es la democracia que conocemos la última mejora posible de gobierno? ¿No es posible adelantar un paso en el reconocimiento y la organización de los derechos del hombre? Jamás existirá un Estado realmente libre e iluminado hasta cuando ese Estado reconozca al individuo como un poder más alto e independiente, del cual se deriva su propio poder y autoridad y lo trate de acuerdo a ello. Me complace imaginar un Estado que finalmente pueda darse el lujo de ser justo con todos, y que trate al individuo con respecto; más aún, que no llegue a pensar que es inconsistente con su propia tranquilidad si unos cuantos viven separados de él, no mezclándose con él, sin abrazarlo, pero cumpliendo con su obligación de vecinos y compañeros. Un Estado que produjera este fruto y lo entregase tan pronto estuviese maduro abriría el camino para otro Estado, aún más perfecto y glorioso, que yo he soñado también, pero que aún no he visto por ninguna parte.

Traducido por Hernando Jiménez de la copia en inglés realizada por Sameer Parekh – zana@ddsw1.MCS.COM – 1-12-91
hernandojimenez@sky.net.co

Armas de la Resistencia Civil Pacífica

HAY QUE APRENDERLAS Y PRACTICARLAS YA. SÓLO SE NECESITA UNA SOCIEDAD ORGANIZADA.

Los activistas de la lucha pacífica tienen todo un arsenal de "armasno violentas" a su disposición. A continuación figuran 198 de ellas, clasificadas en tres grandes categorías: persuasión y protesta no violenta, desobediencia (social, económica y política) e intervención no violenta. En el volumen dos del libro "The politics of nonviolent action" (ISBN: 0-87558-070-X), de Gene Sharp, se describen y se muestran algunos ejemplos históricos de cada uno de estos métodos.


MÉTODOS DE PERSUASIÓN Y DE LUCHA NO VIOLENTA

Declaraciones formales

1. Alocuciones públicas
2. Cartas de rechazo o de apoyo
3. Declaraciones por parte de organizaciones e instituciones (declaración de los sacerdotes en la Francia de Vichy contra la deportación de judíos)
4. Declaraciones públicas firmadas
5. Declaraciones de acusación y de revelación de intenciones
6. Peticiones en grupo o en masa

Comunicación dirigida a públicos más amplios

7. Eslóganes, caricaturas y símbolos (grupo judío Baum en Berlín, 1941-42)
8. Banderas, carteles y otros medios de comunicación visual
9. Octavillas, folletos y libros
10. Periódicos y revistas
11. Grabaciones, radio y televisión
12. Escritura aérea y terrestre

Representaciones en grupo

13. Delegaciones
14. Premios satíricos
15. Grupos de presión
16. Montar guardias con piquetes
17. Elecciones satíricas

Actos públicos simbólicos

18. Exhibición de banderas y de colores simbólicos (bandera republicana en España)
19. Uso de símbolos en la vestimenta (uso voluntario de estrellas judías amarillas durante la Segunda Guerra Mundial en señal de solidaridad)
20. Oración y ritos
21. Reparto de objetos simbólicos (ratas, basura, etc.)
22. Desnudos de protesta
23. Destrucción de bienes propios (té en la Norteamérica colonial)
24. Luces simbólicas (velas, etc.)
25. Exhibición de retratos
26. Pintadas de protesta
27. Uso de signos y nombres nuevos (uso de la denominación "Polonia" en 1942)
28. Sonidos simbólicos
29. Reclamaciones simbólicas (plantación de semillas para reclamar territorios)
30. Gestos groseros

Presiones sobre los individuos

31. "Perseguir" a las autoridades
32. Burlarse de las autoridades
33. Confraternización (ganarse a las personas con una estrategia amistosa deliberada)
34. Vigilias

Representaciones dramáticas y musicales

35. Bromas y sketches satíricos
36. Representaciones teatrales y musicales
37. Cantar

Procesiones

38. Marchas
39. Desfiles (marchas organizadas en señal de protesta)
40. Procesiones religiosas
41. Peregrinaciones (Gandhi en 1947)
42. Desfiles motorizados

Homenajes a fallecidos

43. Luto político
44. Funerales satíricos (e.g. de la "Libertad")
45. Manifestaciones en funerales
46. Homenajes en el lugar de enterramiento

Asambleas públicas

47. Asambleas de protesta o de apoyo
48. Reuniones de protesta
49. Reuniones de protesta camufladas ("banquetes" políticos en Rusia, 1904-1905)
50. Seminarios

Retiradas y renuncias

51. Abandonar la reunión
52. Guardar silencio
53. Renuncia a honores
54. Darse la vuelta

MÉTODOS DE DESOBEDIENCIA SOCIAL

Exclusión de personas

55. Boicot social
56. Boicot social selectivo
57. Inactividad al estilo Lisístrata (en Lisístrata de Aristófanes, las mujeres juraron no mantener relaciones sexuales con sus maridos hasta que éstos no pusieran fin a la guerra)
58. Excomunión
59. Interdicto religioso (excomunión aplicable a una zona o distrito)

No colaboración en acontecimientos, tradiciones e Instituciones

60. Suspensión de actos sociales y deportivos
61. Boicot de asuntos sociales
62. Huelga de estudiantes
63. Desobediencia social (confraternización con los parias en la India)
64. Retirada de instituciones sociales

Retirada del sistema social

65. Quedarse en casa
66. Desobediencia personal total
67. "Huida" de trabajadores
68. Proporcionar asilo con connotaciones religiosas
69. Desaparición colectiva
70. Emigración de protesta (hijrat)

MÉTODOS DE DESOBEDIENCIA ECONÓMICA: BOICOTS ECONÓMICOS

Acciones por parte de los consumidores

71. Boicot de los consumidores
72. Negarse a consumir productos boicoteados
73. Política de austeridad
74. Impago de rentas
75. Negarse a alquilar
76. Boicot nacional de consumidores
77. Boicot internacional de consumidores

Acciones por parte de trabajadores y de productores

78. Boicot de trabajadores
79. Boicot de productores

Acciones por parte de intermediarios

80. Boicot de proveedores y de distribuidores

Acciones por parte de propietarios y directivos

81. Boicot de intermediarios
82. Negarse a alquilar o a vender propiedades
83. Cierre patronal
84. Rechazo de ayuda sectorial
85. "Huelga general" de comerciantes

Acciones por parte de propietarios de recursos financieros

86. Retirada de depósitos bancarios
87. Negarse a pagar tarifas, efectos y pagos sobre valoraciones
88. Negarse a pagar deudas o intereses
89. Retirada de fondos y de créditos
90. Rechazo de impuestos
91. Rechazo de dinero procedente del gobierno

Acciones por parte de los gobiernos

92. Embargo dentro del país
93. Listas negrasde intermediarios
94. Embargo de los vendedores a otros países
95. Embargo de los compradores a otros países
96. Embargo comercial internacional

MÉTODOS DE DESOBEDIENCIA ECONÓMICA: HUELGA

Huelgas simbólicas

97. Huelga de protesta
98. Huelga sin previo aviso (huelga relámpago)

Huelgas agrícolas

99. Huelga de campesinos
100. Huelga de trabajadores agrícolas

Huelgas de grupos especiales

101. Rechazo de trabajos forzosos
102. Huelgas de presos
103. Huelgas de oficios (e. g. de costureras)
104. Huelgas profesionales (asalariados o autónomos)

Huelgas sectoriales normales

105. Huelga en el centro de trabajo
106. Huelga sectorial
107. Huelgas de solidaridad (prohibidas durante el régimen de M. Thatcher)

Huelgas restringidas

108. Huelga al detalle (dejar de trabajar o marcharse de uno en uno)
109. Huelga "paragolpes" (cada vez en una empresa distinta)
110. Huelga de trabajo lento
111. Huelga de celo
112. Huelga de bajas por enfermedad
113. Huelga por dimisión
114. Huelga limitada (e.g. negarse a trabajar fuera de las ocho horas diarias)
115. Huelga selectiva

Huelgas multisectoriales

116. Huelga generalizada (sin llegar a participar la mayoría de los sectores económicos)
117. Huelga general

Combinaciones de huelga y de cierre económico

118. Hartal (suspensión de la actividad económica en señal de
protesta política, India)
119. Paralización económica (todo el mundo)

MÉTODOS DE DESOBEDIENCIA POLÍTICA

Rechazo de la autoridad

120. Interrupción o retirada del apoyo
121. Negarse a mostrar apoyo en público
122. Libros y alocuciones en favor de la resistencia

Desobediencia ciudadana hacia el gobierno

123. Boicot de los órganos legislativos
124. Boicot de elecciones
125. Boicot de empleos y cargos públicos
126. Boicot de departamentos, agencias y otros organismos gubernamentales
127. Retirada de las instituciones educativas gubernamentales
128. Boicot a organizaciones respaldadas por el gobierno
129. Negarse a colaborar con los agentes de la autoridad
130. Retirada de carteles y distintivos propios
131. Rechazo de nombramientos
132. Negarse a disolver las instituciones existentes

Alternativas a la obediencia ciudadana

133. Mostrarse reacio y tardar en cumplir las normas (e. g. pago de impuestos)
134. Desobediencia cuando no existe supervisión directa
135. Desobediencia popular
136. Desobediencia camuflada
137. Negarse a disolver una asamblea o reunión
138. Sentada
139. No colaborar en reclutamientos y deportaciones
140. Ocultarse, huir y usar identidades falsas
141. Desobediencia civil de las leyes "ilegales" (e. g. al pago del impuesto sobre la sal en la India colonial)

Acciones por parte de los gobiernos

142. Negarse selectivamente a proporcionar ayudas gubernamentales
143. Bloqueo de líneas de mando e información
144. Obstaculización y obstrucción (científicos involucrados en la investigación atómica en la Alemania nazi)
145. No colaboración administrativa en general
146. No cooperación judicial
147. Ineficacia deliberada y no cooperación selectiva por parte de los agentes de la autoridad
148. Levantamiento militar

Acciones gubernamentales a escala nacional

149. Evasivas y retrasos cuasilegales
150. No colaboración por parte de ciertos departamentos gubernamentales

Acciones gubernamentales a escala internacional

151. Cambio de representaciones diplomáticas y de otros tipos
152. Retraso y cancelación de encuentros diplomáticos
153. Retirada del reconocimiento diplomático
154. Ruptura de relaciones diplomáticas
155. Retirada de organismos internacionales
156. Negarse a pertenecer a organismos internacionales
157. Expulsión de organizaciones internacionales (la Liga de Naciones expulsó a la URSS tras atacar Finlandia en 1939)

MÉTODOS DE INTERVENCIÓN NO VIOLENTA

Intervención psicológica

158. Autoexposición a los elementos
159. Ayuno:
  • Ayuno de presión moral (San Patricio para un trato mejor a los esclavos)

  • Huelga de hambre (incluso llegando a la muerte)

  • Ayuno satyagrah (Gandhi, llegar a la autoconsciencia a través del sacrificio)
160. Juicio inverso (los defensores piden cuentas a fiscales y autoridades)
161. Acoso no violento

Intervención física

162. Ocupación con sentada
163. Ocupación de pie
164. Entrar en medios de transporte público
165. Adentrarse en el agua (por ejemplo, en una playa)
166. Dar vueltas en grupo
167. Ocupación rezando
168. Incursión
no violenta
169. Incursiones aéreas no violentas (e. g. lanzando octavillas)
170. Invasión no violenta
171. Interposición no violenta (con el cuerpo)
172. Obstrucción no violenta (usando el cuerpo como barrera física)
173. Ocupación no violenta

Intervención social

174. Establecimiento de nuevas pautas sociales (mezcla social
saltándose las barreras)
175. Sobrecarga de instalaciones
176. Enlentecimiento de negocios legales
177. Entrar en un lugar hablando
178. Representación teatral tipo guerrilla
179. Instituciones sociales alternativas
180. Sistema de comunicación alternativo (e. g. periódicos
alternativos)

Intervención económica

181. Huelga inversa (acudir a trabajar)
182. Encierro en el lugar de trabajo
183. Apropiación no violenta de terrenos
184. Quebrantamiento de bloqueos (Berlín durante la guerra fría)
185. Falsificación con fines políticos
186. Comprar recursos para impedir que otros accedan a ellos
187. Aprehensión de bienes
188. Dumping (venta deliberada por debajo del precio de coste)
189. Compra selectiva
190. Mercados alternativos
191. Medios de transporte alternativos
192. Instituciones económicas alternativas

Intervención política

193. Sobrecarga de los sistemas administrativos (exceso de cumplimiento de la legalidad por parte de los ciudadanos en protesta por la intervención de EE.UU. en Vietnam)
194. Divulgación de la identidad de agentes secretos
195. Búsqueda activa de encarcelamiento
196. Desobediencia civil a leyes "neutras"
197. Trabajo sin colaboración
198. Doble soberanía y gobierno paralelo (Irlanda, 1919)


Fuente: Gene Sharp, The politics of nonviolent action (3 vols.). Porter Sargent, Boston, 1973.

Decir no

Luis Villoro

1. Decir no a la dominación por el otro es el inicio de una actitud de resistencia. Pero decir no no es fácil. Supone valentía y sacrificio del interés personal. Actuar en consecuencia ha dado lugar, en la historia, a los mayores movimientos colectivos. Gandhi dijo no a la dominación inglesa en India; Luther King actuó negando la segregación racial en Estados Unidos, y Mandela, en Sudáfrica, logró fundar una nueva nación al negarse a aceptar el apartheid. Todo valor superior exige, para empezar a realizarse colectivamente, la valentía de decir no a una situación opresiva.

2. Decir no a la dominación ha sido el inicio de todo movimiento de cambio en la sociedad. Pero ese inicio no implica necesariamente un movimiento revolucionario. Toda revolución, en la práctica, implica actuar en pos del ideal de una sociedad futura mejor. Pero ­nos dice la historia de las revoluciones­ al querer la sociedad ideal, ha provocado, en cambio, su contrario: una sociedad en que campea una nueva dominación. Toda revolución es una acción colectiva de violencia radical, sin perdón para los perdedores. Y la violencia engendra, en la sociedad, la necesidad de una nueva dominación contra los vencidos. Tal pasó en la revolución francesa con Robespierre, en la rusa con Stalin, en la china con Mao, en la mexicana, posteriormente, con Díaz Ordaz.

¿Cómo salir de ese círculo vicioso de violencia que engendra más violencia? Sólo hay una manera: la resistencia no violenta. Es lo que comprendieron Gandhi, Luther King y Mandela. Pero la resistencia no violenta requiere de una gran organización. Todo movimiento de cambio radical no puede ser solamente una chispa que encienda la hoguera. Exige un movimiento organizado en la sociedad que inicie un camino de transformación permanente.

3. ¿Y en México? Desde hace mucho tiempo vivimos en una sociedad dividida. Las últimas elecciones dieron lugar a un fraude, aún por aclarar cabalmente. Pero el fraude fue sólo un signo puntual de la indignación por la injusticia a que está sometida gran parte de la población. Es esta indignación general la que plantea un trágico dilema: ¿encender la chispa que conduzca a una nueva revolución o seguir un camino no violento que busque una transformación real? La indignación ante el fraude no hizo más que hacer patente la situación de injusticia en que vivimos desde hace mucho.

Rebelarse contra el fraude no es suficiente. Es urgente mantener una sólida oposición permanente; para ello es indispensable la organización de la sociedad en rebeldía. Ese es el ejemplo que nos dieron, en su tiempo, Gandhi, Luther King y Mandela. Pero ellos fueron una muestra de oposición organizada porque supieron vencer la vanidad personal de querer ser caudillos para ser representantes de una voluntad común.

Un movimiento de oposición contra la injusticia tiene que estar imbuido de un valor moral. Tiene que mantenerse la coherencia, evitar toda corrupción que se someta a intereses particulares. Una oposición organizada podría ser plural, de modo de coordinar actitudes y movimientos distintos, pero todos convergentes en la aceptación de un fin común.

4. Hoy, en México, tenemos ejemplos claros de lo que puede ser una oposición organizada y plural, que puede coordinarse en un propósito superior, respetando las diferencias. Casos patentes son la otra campaña zapatista, el movimiento de la APPO en Oaxaca y la convención nacional democrática. La ocasión que encienda la chispa puede ser actualmente el rechazo a la represión en Oaxaca. Esto podría ser lo que inicie la transformación a escala nacional.

Pero para ello habría que superar la tentación del caudillismo. Un movimiento de transformación nacional no puede hacerse en torno a ningún caudillo, hasta ahora tanto Marcos como López Obrador han resistido a esa tentación. Pero uno y otro son conscientes, esperamos, de que su fuerza sólo puede provenir de una comunidad organizada. En el ámbito nacional no podría surgir de los partidos políticos, sino de un amplio movimiento de ciudadanos que los rebase.

Sólo al decir no y actuar en consecuencia podemos hacer camino hacia una oposición plural y organizada.

martes, febrero 26, 2008

Fotos de la Asamblea en la Torre de Pemex

Este domingo 24 de febrero miles de personas nos reunimos en las afueras de la Torre de Pemex, ubicada en la calle de Marina Nacional en la Ciudad de México.

Con la presencia del presidente legítimo, miembros de su gabinete, representantes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y de los partidos del FAP, se votaron las acciones a seguir en el caso de que se intente meter o aprobar una iniciativa para privatizar el petróleo.

Volvimos a demostrar que somos muchos los que estamos dispuestos a defender a la Patria de la mafia que la quiere vender.

Asamblea en la Torre de Pemex


lunes, febrero 25, 2008

El repudio para Carlos Navarrete y González Garza

Están dos notas sobre el repudio para los dos líderes perredistas de las Cámaras, pero estas notas aparecen en El Universal. De González Garza, todos vimos el repudio de la gente, que lo abucheó. Sobre el caso Carlos Navarrete, tenemos que esperar a que presenten la queja y levanten el acta, porque sucedió fuera del área en el que se efectuó el acto para la defensa del petróleo y conociendo a estos políticos, pues dudamos de lo que digan.
La forma en la que se dio el repudio es inaceptable, porque no es así como se deben resolver los problemas, ni con ellos, ni con los panistas, ni con nadie, no por un grupo que busca cambiar a un país, un grupo que como primera tarea tiene el revolucionar las conciencias.

Ya son muchos sucesos en los últimos días, que se enfilan en la dirección de la violencia como método para impulsar el triunfo del movimiento a favor de López Obrador, pero sabemos que las personas que apoyan la violencia, no son Obradoristas convencidos, ya que buscan descarrilar este proceso de cambio, buscando la confrontación o la provocación, utilizando como excusa el estar "desesperados".
Abominan el carácter pacífico del movimiento Obradorista y nos señalan como tibios, pero muchos estamos de acuerdo en mantenernos dentro de la filosofía de la No violencia y dentro de la Resistencia Civil Pacífica, porque es la única via que nos llevará al triunfo.

Sabemos que el adversario no se debe de buscar entre los perredistas, ni entre los petistas, ni entre los de Convergencia porque el adversario se encuentra entre la gente de la derecha. Tampoco los buscaremos entre los panistas de abajo, de las bases de ese partido, porque el adversario está entre los que forman la clase dominante, la que gobierna de manera espuria, la que controla la banca, los medios de comunicación, en síntesis, la que forma la clase oligárquica.
Por eso le decimos a estas personas que defenderemos el carácter pacífico de este movimiento y que no permitiremos que lo desvien de sus objetivos principales:

Conseguir el poder político, construir la Cuarta República y hacer que triunfe el Proyecto Alternativo de Nación, todo esto de manera pacífica, sin destruir nada, sin afectar a terceros, sin pintar ninguna pared, sin romper ni un solo vidrio.

No caeremos en provocaciones, ni permitiremos que busquen entrampar a los compañeros que resisten de diferentes maneras.

Tenemos un líder que además es Presidente Legítimo de México, así que sólo escucharemos sus indicaciones, las de él y las de la gente que él nos indique que son dignas de confianza. Nadie más será atendido, no por la Resistencia Civil Pacífica.
El pueblo no es tonto, así que como pueblo, nos mantendremos alertas para impedir que estas personas logren imponer la violencia sobre la No violencia.

EL LÍDER ES ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, NADIE MÁS. Y COMO DICE EL PRESIDENTE LEGÍTIMO DE MÉXICO: QUE SE ESCUCHE BIEN Y QUE SE ESCUCHE LEJOS

martes, febrero 19, 2008

No lean esto por favor!

Estoy escribiendo esto con la esperanza de que no lo leas. No lo leas, te lo ruego.¿No viste el título?. ¿Por qué insistes? ¿Qué haces ahí sentado leyendo esto? ¿No sabes que están pasando cosas importantes y peligrosas para el país? La hora ha llegado y ya es momento de ponernos a actuar. Mientras lees esto estás perdiendo valiosos minutos que puedes ocupar para poner manos a la obra para rescatar al país. Es en serio. Veo que insistes en seguir con esto. En estos instantes la derecha está tratando de concretar uno de sus mas anhelados sueños: acabar con la soberanía del país por medio de la privatización del petróleo. Ya muchos golpes nos han dado y no podemos aguantar uno más que podría significar un retroceso de muchos años para México. No podemos ni debemos permanecer estáticos esperando y viendo como se reparten el botín los poderosos y cómo poco a poco se establece un régimen policial en el país. Con la Ley Gestapo -que pretenden aprobar nuestros supuestos representantes- te pueden agarrar, ahí donde estás sentado, en la comodidad y privacidad de tu hogar sin una orden judicial y desaparecerte varias semanas incomunicado. Veo que eres persistente, llegaste hasta acá. Pues bien, sigue leyendo si ese es tu deseo, pero por qué no sales al rato o mañana a la calle, a informar a la gente, a volantear, a pegar estampas. El pueblo se tiene que informar de la importancia del petróleo y de las intenciones del gobierno usurpador de entregarlo a las garras del gran capital. Solo el pueblo informado podrá hacer frente ante estas amenazas, la gente tiene que despertar del letargo impuesto por la televisión. Levántate e informa a todos de la cita que tienen con el destino este domingo 24 de febrero en la Torre de Pemex, tenemos que ser muchos, llevar muchas ideas. Es la oportunidad que muchos esperaban para actuar. Debemos dejar atrás las diferencias y unir esfuerzos, es por el bien de todos. Es tu decisión, vender o defender al país.

lunes, febrero 18, 2008

El Software Libre y la Seguridad Nacional

En el blog Dorados de Villa encontramos un artículo muy interesante acerca del software libre:


El Software Libre y la Seguridad Nacional

La gran importancia estratégica y de seguridad nacional del software libre queda de manifiesto en el siguiente reportaje de Telesur. Muchos otros países ya han establecido políticas de adopción del software libre. Obviamente estamos hablando de países con gobiernos nacionalistas. Lamentablemente nuestro gobierno usurpador es bien antinacionalista, entreguista y vendepatrias. Por ello la adopción del software libre debemos impulsarla desde abajo.

En el siguiente video viene como las transnacionales pararon la industría petrolera de Venezuela por 62 días a través del software propietario con el que manejaban dicha industria y del cual tenian el control.

Software Libre - TELESUR

http://www.youtube.com/watch?v=nSucEF0NHPw

A los interesados en empezar a usar software libre les recomiendo que descarguen y quemen en CD la imagen ISO de Ubuntu Linux...


Artículo completo en Dorados de Villa

sábado, febrero 16, 2008

Impulsor vergonzante de la privatización de Pemex

México SA

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx • cfv@prodigy.net.mx

Impulsor vergonzante de la privatización de Pemex
¿Reformar la Constitución para dar seguridad?

Galimatías calderonista


Como si se mantuviera totalmente ajeno a la intentona privatizadora del sector energético y desde lejos la observara como un mexicano de a pie, el inquilino de Los Pinos no se inmuta al decir que será “respetuoso” de los “alcances” que el Legislativo “decida en una reforma energética”.

En conferencia de prensa, tras sus vacaciones en Estados Unidos, el michoacano apuntó: “… si la opción es que las cosas se queden como están yo las respetaré. Si la opción es sacar dinero del gasto social o de desarrollo y pasarlo a Pemex, también la respetaré, aunque le traería consecuencias severas para el resto del presupuesto y no solucionaría este problema de fondo. Y la tercera es ver qué han hecho otros países, de encontrar alternativas que permitan a Pemex aumentar su capacidad exploratoria, también la respetaré”.

De acuerdo con esa versión, serían terceros y no el equipo de Los Pinos, que se mantendría impávido, quienes inventarían una “reforma” energética, lo cual como chiste puede pasar, pero no como realidad, cuando se conoce el impulso que para alcanzar tal objetivo ha dado Calderón desde sus juveniles tiempos legislativos y como efímero secretario foxista de Energía.

Todos los funcionarios de la “continuidad”, con Calderón en primer lugar, abordan el tema de la “reforma” energética de forma por demás vergonzante, galimatías puro a la hora de “explicar” de qué se trata y qué alcances tendría. Y cuando alguno de ellos resbala, como la secretaría de Energía, Georgina Kessel (la “reforma” se presentará en marzo, y a partir de 2010 “firmas estadunidenses” comenzarán a “explorar y producir crudo), sale el alpargatero a desmentirlo (Juan Camilo Mouriño: “no hay fecha concreta; estamos trabajando en ello”).

Por eso vale la pena retomar algunas definiciones de Felipe Calderón como efímero Secretario foxista de Energía, en comparecencia con los senadores el 17 de Noviembre de 2003, sobre lo que él considera elementos fundamentales en una “reforma” energética. Cuando menos en esa ocasión fue más claro e “irrespetuoso” que ahora, instalado en Los Pinos.

Entre otros elementos, el michoacano apuntaba: “complementar la inversión pública con inversión privada, bajo diversas formas de participación, para lo cual es indispensable dar plena certeza jurídica a la inversión. Es precisamente esta última, la razón de nuestra insistencia en que la reforma al sector abarque también una reforma a la Carta Magna. La adecuación al texto de los artículos 27 y 28 constitucionales, es la única manera de otorgar plena certidumbre jurídica… En esta materia, lo que buscamos es que se establezca con toda claridad, en la Constitución, que los particulares podrán generar la energía eléctrica de manera complementaria a la que generan las empresas del Estado. A nadie le conviene una legislación que suponga riesgos. Debemos reformar para dotar de seguridad a la inversión existente, alentar la futura y al mismo tiempo dejar en claro en el mismo texto constitucional que el servicio público de energía eléctrica será prestado de forma exclusiva por el Estado a través de las empresas públicas. Ninguna legislación secundaria podrá dar los espacios de garantía y claridad que una modificación al texto constitucional puede establecer en materia de certidumbre, confianza y seguridad a todos los actores. Lograr que la inversión pública y privada compartan la responsabilidad de invertir en el sector…

“Ahora, ¿de qué reforma estamos hablando? Y para decirlo con claridad: queremos una reforma que permita la participación de particulares en generación, que considere la generación por parte del Estado y sus empresas en generación, que deje la exclusividad y literalmente el monopolio de la electricidad en transmisión y en distribución, y que deje el control de la energía (…) en manos de la CFE…”.

Y preguntó: “¿Por qué requerimos de las empresas trasnacionales”? Sencillo (se respeta sintaxis original); “si entendemos que las empresas trasnacionales son aquellas empresas que invierten en un país distinto al que son origen. Lo que estamos entendiendo es un proceso por el cual, los países en general, recibe el ahorro generado en otros países, para complementar o para desarrollar la inversión que no pueden generar por su propio ahorro. Esa es mi opinión acerca de por qué un país subdesarrollado, como es México, y por qué cualquier país en el mundo, recibe la inversión que tiene su origen en otros países. No es sólo porque no haya dinero o porque se requiere una reforma fiscal, es simplemente porque los países para alcanzar los niveles de crecimiento y desarrollo que necesitan, lo complementan y lo realizan a través de esa inversión.

“De dónde sale el dinero para pagar a esas empresas, concretamente en el caso de CFE, para pagar la compra de energía que hacen de las empresas, y en el caso de Petróleos Mexicanos, para pagar lo que tiene que pagar a las empresas en términos de los servicios que les prestan o de las obras que realizan, naturalmente sale del presupuesto de las propias empresas … la Suprema Corte de Justicia (…) ha señalado que no resuelve sobre la inconstitucionalidad de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, pero sí señala que pudiera contener disposiciones contrarias a la Constitución… Caray, yo señalo que aún en ese argumento lo que no abunda no daña, si estamos de acuerdo en el contenido de la ley secundaria nuestra idea es que eso se establezca con la misma claridad de la Constitución y que no quede lugar a dudas de lo que se puede y de lo que no se puede en México… tampoco estoy de acuerdo en que se establezca una limitación porcentual; sí creo que debe establecerse un principio de complementariedad, puede ser en el propio texto constitucional… y yo creo que lo que esté perfectamente claro, en términos constitucionales y legales, es lo que debe ser, y me parece importante que lleguemos de acuerdo a coincidir en algo, pero si estamos de acuerdo en que particulares de esta forma complementaria al Estado puedan invertir, que lo hagan con plena legalidad…”

Las rebanadas del pastel

¿“Respetuoso”? Sí, pero no con la Constitución.

http://www.jornada.unam.mx/2008/02/16/index.php?section=opinion&article=018o1eco

lunes, febrero 11, 2008

Amor por la patria

El 17 de julio del 2005, Elenita Poniatowska nos leyó un discurso al que llamó " No más risas de plástico", que al día siguiente apareció en la edición impresa de La Jornada.

http://www.jornada.unam.mx/2005/07/18/021a2pol.php

Ese día Andrés Manuel López Obrador, actual Presidente Legítimo de México y entonces, precandidato Presidencial, nos presentó sus 50 Compromisos para recuperar el Orgullo Nacional.

http://www.gobiernolegitimo.org.mx/50compromisos/

En el texto de Elenita estaba un poema de José Emilio Pacheco, llamado Alta Traición, que retomo en estos dias en los que nuestro Presidente nos pide que difundamos el amor por la patria.
El poema de José Emilio Pacheco es muy polémico para los ojos no muy despiertos y ha sido criticado, pero la razón por la que lo recupero es para señalar que el amor a la patria tiene que ver más con el territorio y la gente y en estos dias, con la Soberanía Nacional, que con los simbolos patrios a los que nos han enseñado a rendir honores.
Europa Oriental en los últimos años nos dejó la lección de qué, de la noche a la mañana, se encontró con nuevos países, con nuevos himnos y nuevas banderas, pero los territorios y las personas que los habitan, eran los mismos.
Así que la propuesta es difundir el amor por nuestro suelo patrio, por el territorio que confoma a México con todas sus riquezas, que son propiedad de la Nacíon y difundir el amor por la gente, que somos todos los habitantes de este grandioso país, que es México.


Alta traición

No amo mi Patria. Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal) daría la vida
por diez lugares suyos, cierta gente,
puertos, bosques de pinos, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
(y tres o cuatro ríos).

http://amediavoz.com/pacheco.htm#ALTA%20TRAICIÓN

A Rosario Ibarra de Piedra



Escrito en el 2005

Rosario

Rosario, que gusto saber que están premiando tú trayectoria de luchadora social. Saber que la trágedia te trajo a este mundo político, al que le enseñaste que cuándo se buscan intereses superiores, no existen aparatos represivos que puedan callar sus gritos de protesta. Nos diste una lección de como llevar adelante una lucha limpia, sin intereses mezquinos.
Cada vez que te veo, quisiera consolarte, por que te creo débil, pero en cuánto te oigo hablar, pienso, ella es la que debe protegernos y consolarnos a todos.
Nos diste una muestra de amor, que nada tiene que ver con ese amor que nos venden en la televisión, por que al perder a un hijo, la vida te entrego a miles de hijos, que con gusto te seguíamos, como se sigue a una madre, sin preguntar, solo confíando.
Tú mensaje de ayer fue emotivo y muy adecuado para el momento, que tú ayudaste a construir.
Nada más puedo decirte, nada que no sepas ya.
Solo agregar mi cariño y mi reconocimiento para una mujer como pocas. Te queremos en esta lucha, así, como apareciste el 7 de abril a un lado de Andrés Manuel, como un gesto solidario.

No nos dejes solos, necesitamos tú presencia

jueves, febrero 07, 2008

La vigencia del presidente legítimo

Navegando por la red nos encontramos un sitio llamado LaListaWIP en donde podemos consultar un listado de personalidades ordenado por el número de referencias en Internet de dicha persona. Podemos filtrar por ocupación, país, sexo, etc.



Lo que nos llamó fuertemente la atención es encontrar a Andrés Manuel López Obrador en el lugar 7 de México. En seguida buscamos al presidente espurio y vimos que está en el lugar 14 con aproximadamente la mitad de referencias. A esto hay que darle la lectura correcta: Calderón es supuestamente el presidente (aunque sepamos que sólo usurpa esa posición) por lo que debería de tener un número de menciones mucho mayor.

Una y otra vez se demuestra la vigencia de AMLO y su movimiento, por más que pataleen Denise Dresser, Ciro Goméz Leyva y demás "comunicadores" que quieren de un plumazo borrar lo que día a día hemos estado construyendo y que a la fecha sigue creciendo (para su sorpresa o su pesar). Quieran o no, el que marca la pauta política del país es el presidente legítimo.

Nota: El énfasis en color verde fue hecho por el autor. Liga original a la comparación cara a cara.

martes, febrero 05, 2008

La izquierda tal como es

Arnaldo Córdova

La izquierda tal como es

Por alguna razón que adivino pero que no logro entender del todo, no hay en México corriente política que sea más criticada que la izquierda, desde la derecha, desde el centro y desde la misma izquierda. Se podrían fijar dos extremos: unos la quieren perfecta; otros, consideran que es un asco. Creo que todos podrían decir, según sus posiciones, que el centro es un asco o que la derecha lo es también; pero dudo de que alguien quiera un centro perfecto o una derecha perfecta.

¿Por qué todo mundo quiere una izquierda perfecta, que sea inteligente, culta, preparada, decente, de buenas maneras, justa, éticamente buena, coherente en sus ideas y sus planteamientos, pacífica, no rijosa, dispuesta a ponerse siempre de acuerdo con sus oponentes y con olor a santidad?
Mi querida Soledad Loaeza es un ejemplo señero de aquellos que desean que la izquierda sea perfecta. Conocedora a fondo de la derecha y a menudo crítica feroz y lucidísima de la misma, me sorprende que nunca demande de la derecha que sea perfecta. Su problema es que no conoce por dentro a la izquierda; que yo sepa, nunca ha militado en ella. Tal vez por eso suelen ser tan poco atendibles sus diatribas contra la izquierda y, en particular, contra su odiado López Obrador. A mi amiga no se le podrá ocultar que la derecha, hoy, se nutre con antiguos sedicentes izquierdistas, algunos neocardenistas, para quienes, el lopezobradorismo es la expresión del viejo priísmo autoritario que, junto con el neoliberalismo, busca la restauración del viejo régimen capitalista.

A veces escucho que alguien añora el pasado en el que había militantes de izquierda de verdad honestos, valientes, coherentes y todas esas cosas. Pues yo llevo militando en la izquierda la friolera de 54 años y nunca he conocido a nadie que cuadre totalmente con esa imagen ideal. Mis peores batallas fueron contra muchos de mis compañeros de lucha, no contra quienes consideraba mis enemigos de clase (así rezaba el dogma). En mis años de estudio en Italia tuve oportunidad de conocer a algunos de los grandes dirigentes del Partido Comunista Italiano, incluso a Togliatti. Nunca les oí decir algo que tuviera que ver con la ética comunista en la que yo creía. En mi subconsciente los consideré igualitos a los priístas de mi país, con la única diferencia de que no tenían el poder.

Con los años he aprendido a aceptar que vivo en una realidad que me precedió y que, por tanto, yo no tuve oportunidad de moldear a mi gusto. Está allí y debo vivir en ella. La izquierda nunca será como yo quisiera que fuera; la izquierda es lo que es y punto. Como yo no tengo hígado para estar en el centro y menos en la derecha, he decidido seguir allí, en esa izquierda que existe, así como es. También he aprendido que la política es asunto de hombres de carne y hueso, no de ángeles ni querubines. Todos los hombres son capaces de tener ideales, pero tienen ante todo intereses y éstos pueden ser de la más amplia y diversa índole. Todos somos así y así nos movemos en todo lo que hacemos.

Para mí ser de izquierda es muy sencillo: es estar con las causas de mi pueblo. Eso no lo puedo leer en la bóveda celeste, como Constantino. He tenido que indagarlo, estudiarlo y descifrarlo y concentrarlo en ideas que me han ayudado a pensar y a actuar. Bobbio dio un norte a la izquierda: la defensa de la justicia social. Mi idea comprende muchas cosas más concretas. Para mí un hombre que lucha contra los monopolios de la comunicación de masas, como Javier Corral o como Manuel Bartlett, es de izquierda, aunque sea sólo en eso. Para mí, la defensa del salario, de la cultura, del patrimonio nacional, de nuestro medio ambiente, de nuestros paisanos en Estados Unidos, y tantas otras cosas parecidas son las que definen lo que es la izquierda. En eso no tengo problemas. Para mí, eso es la izquierda.

Claro que no tengo empacho en tratar con derechistas y centristas. Varios panistas son mis amigos. Y creo que la mayoría de mis amigos son priístas. Pero no me da náusea tratar con mis izquierdistas. He tratado con los Chuchos, con Bejarano y otros muchos bichos del PRD. El problema aquí es que uno vive en una realidad y ésta es como es. Esa izquierda detestable está allí. Si quiero seguir siendo de izquierda, tengo que tratar con ella y aceptarla tal y como es. Afortunadamente, muchísimos izquierdistas, incluidos sobre todo intelectuales (Del Paso y Monsiváis, por ejemplo), no tienen mácula y se sostienen en sus ideales, eso sin contar que no toda la izquierda está en mi partido. Está en todos lados y busco siempre tender mis puentes con ella.
Para mí, no hay nada más detestable que criticar a la izquierda desde posiciones, digámoslo así, exquisitas. Que la izquierda está llena de energúmenos y descerebrados nadie lo podría discutir. Que las otras fuerzas no, eso no lo puedo aceptar. La izquierda tiene, por lo menos, el gran mérito de luchar por el pueblo, independientemente de sus posiciones. A la derecha no le interesa más que luchar por imponer el interés de la riqueza y de sus poseedores. La izquierda, mal que bien, lucha por la nación. Yo no veo que ninguna otra fuerza lo haga: lucha por el petróleo, por nuestra industria eléctrica, contra los monopolios informativos, por la justicia en el campo, contra la banca extranjera y contra todo lo nocivo que ve en contra de nuestro pueblo.

Estar con el pueblo, con las masas populares, con sus trabajadores, con sus mujeres, con sus niños, con sus indígenas, con nuestros exiliados en el norte, eso es, para mí, ser de izquierda. Sencillo y demasiado rupestre para los exquisitos al servicio de la gran riqueza concentrada que busca devorar al pueblo, su territorio y sus riquezas. La izquierda real está allí: pelada, maloliente, malhablada, provocadora, violentita a veces, inculta, sin valores éticos, oportunista, corrupta, a veces traidora, incapaz de hacer tratos, sin programa cierto, sin verdaderas alternativas que ofrecer. Pues sí, pero esa es la izquierda nuestra de cada día. Y no se piense que es mejor en otras partes del mundo o que sus adversarios aquí son mejores (muchas veces son peores). La sociedad, después de todo, no nos puede dar más de lo que ella misma es y nuestra izquierda es hoy una parte muy importante de ella.

La izquierda presente en el escenario nacional es ahora una fuerza poderosa, corposa, presente en todos lados, con voz propia, con un movimiento que es suyo y con un líder que la ha sabido conducir con inteligencia y hasta con un toque de sabiduría. Todos deberían ver Fraude, de Luis Mandoki, ahora que está disponible para todos. Lo que se ve en ese extraordinario documental es lo que yo llamo la izquierda mexicana del presente. Ahí estoy yo.